miércoles, 21 de enero de 2015

Cuestión de estado.

En una tertulia de una radio seria, con dos señores sesudos y serios, uno de ellos Catedrático de Derecho Constitucional, y un moderador también serio he oído con Estupor y Temblores la siguiente frase, más o menos literal "Lo estaba buscando, celebro que al fin lo haya conseguido. Pero hay que tener en cuenta que su agenda se puede ver alterada por su avanzada edad ya que además es primeriza".
  Primera plana: Susana está en estado.
Comentarios del tipo ella es tan ambiciosa que todo lo mueve por el interés personal, pues mira, se puede estar de acuerdo o no, pero que Andalucía verá alterado su calendario electoral porque la presidenta está embarazada, pues no. Da hasta pudor pensar que a estas alturas de la película se utilice un embarazo como el epicentro de la vida política de una Comunidad Autónoma y que todo el país esté pendiente de ello.
Esto va así. Somos mujeres. Nos toca parir para que el mundo siga funcionando generación tras generación, correcto. Pero no deja de ser un hecho personal, de la vida privada y que en nada altera la vida de nada ni de nadie (más). ¿Alguien le pregunta a un presidente como va a conciliar su vida personal y familiar con su agenda política? ¿Es noticia alguna vez cuando un político o famoso se toma los días de paternidad? Ya podría serlo, pero va a ser que no. Ni me imagino como sería en el caso ideal de que ellos tuvieran el mismo permiso que las madres para compartir la crianza. Pero ya hay quien está elucubrando si Susana Díaz será como Carma Chacón o como Soraya S. de S. ¿Qué hará?
No es el Hola
Cuando además se la va a criticar haga una cosa o la contraria. Muchas mujeres posponen su maternidad porque muchos empresarios piensan como la señora Oriol, que una madre es una carga para la empresa, un problema que una trabajadora se quede preñada y ellas temen ser despedidas. Y eso es una tragedia que debemos agradecer a unas normas que nos hace desiguales por ley y un empresariado que en muchas ocasiones castigan a la mujer por el simple hecho de ser susceptibles de ser madres, o por  el caso concreto de quedarse preñada. O a unos gobernantes que nos quieren en casa, donde se cuida y se cría supliendo los servicios que están destruyendo. También hay mujeres que deciden ser madres en determinado momento de su vida por la razón que sea. Es nuestro derecho y nuestro poder, decidir ser madres o no y cuando.
Después está aquello de que se puede sentir afortunada porque no está en peligro su puesto de trabajo como el de trantas mujeres porque se dedica a la política. Perverso. Primero porque hace "casta" a cualquier mujer en política, si está preñada más.  Poner en el punto de mira que una mujer en política y preñada es una privilegiada es una pasada. Y segundo, ya basta de criminalizar a quien se dedica a la política así en general. Estar en política no se debe tomar como un regalo o una prerrogativa. Quizás parte del fallo de los comportamientos de algunos políticos y su impunidad sea nuestro. La política es servicio y requiere de un determinado sentido del deber.
 Debemos de una vez, dejar de pensar que la responsabilidad de los hijos es sólo de las madres. Y que las decisiones personales son cuestión pública y de Estado. Y este momento es tan bueno como cualquier otro.
@enelreves

Foto: Lici Ronzulli. Parlamentaria Europea.

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