lunes, 4 de mayo de 2015

Así a simple vista

El Sistema Fiscal en España genera desigualdad entre mujeres y hombres. Por supuesto que no es una discriminación directa, hasta ahí podríamos llegar,
pero su desarrollo y sus efectos implican un trato desigual a las unidades monoparentales, casi en su totalidad compuestas por mujeres y sus hijos con respecto a las familias convencionales con dos adultos. Y por otro lado premia y "subvenciona" desgravando a las declaraciones de la renta conjuntas si uno de sus componentes está en paro. En un 90% de estos casos es la mujer la que se queda en casa sin trabajo. El marido en España desgrava más por su mujer en paro que por sus hijos.
Estas desgravaciones le suponen al Estado más de 1100 millones de euros sin contar la parte autonómica. ¿Se nos ocurre mejor forma de invertirlos? Estas reflexiones y datos son de un estudio realizado por María Pazos Morán en su libro Desiguales por Ley.
En el 90% de los casos el cónyuge sin empleo es la mujer y cuando tenga la oportunidad de optar a un trabajo pesará sobre la decisión que tome la pérdida de esta desgravación y el futuro trato fiscal en caso de optar por el empleo, los gastos que supondrá que deje el trabajo sumergido no remunerado que supone el hogar y la crianza y que en la mayoría de los casos el empleo que le ofrezcan sea de bajo salario, peor calidad y casi seguro a tiempo parcial y/o jornada partida.
Cabe pensar ¿Estas desgravaciones están anclando a la mujer a quedarse en casa?  Existe la posibilidad de que las políticas públicas impidan eso. Es necesario que las leyes sean examinadas bajo el prisma del impacto de género que provocan y aprobar normas que reorganicen el Sistema de Cuidados.
Además está la patronal, que piensa como la Sra. Oriol que los permisos de maternidad y las leyes laborales o la de Igualdad que intentan equilibrar los derechos de ellas y ellos nos blindan en el puesto de trabajo a las mujeres desde que somos madres hasta 11 años más tarde, y entonces perdemos la "variable" de la motivación y la conexión con los intereses de la empresa. Ante semejante estupidez, la resolución de la ecuación es por supuesto, no contratarnos hasta que dejemos de ser fértiles. Leyes para la conciliación que, esta también, nos deja en la casa porque fueron concebidas para proteger la maternidad y no a las madres.
Cuando estaba en tramitación la Ley 4/1999 de Igualdad de Oportunidades se produjo un debate para nada baladí. La cuestión de la discusión estaba en decidir si los permisos para cuidados de familiares hasta 2º grado serían concedidos para parientes con afinidad o consanguíneos. La importancia estaba en que se trataba de dar el paso a la corresponsabilidad. Porque si nos daban a elegir entre quien cuida del abuelo, si el hijo o la nuera por ejemplo, no cabía ni cabe la menor duda que lo hará ella en la mayoría de los casos.
Estando ese tema para nada resuelto, se ha creado una Plataforma para defender que los Permisos por Nacimiento y Adopción sean Iguales, Intransferibles y por supuesto pagados al 100%. Se trata de lo mismo, de la corresponsabilidad.
El escuálido y nunca desarrollado permiso de paternidad, esos 15 días, intransferibles, voluntarios y gratuitos los disfrutan el 82% de los padres. Sin embargo las 10 semanas del permiso de maternidad que son transferibles sólo en 1,7% de los casos son disfrutados por los hombres.
La PPiiNA quiere igualar derechos para madres y padres. Las empresas ya no dudarán si contratar a una mujer en edad fértil o no. Porque el hombre tendrá igual derecho y oportunidad de disfrutar de esos días de crianza, la compartirá con la madre y ya para empresarios como Oriol estaremos igual de blindados ante la ley padres y madres. La sociedad no puede permitirse el lujo de prescindir de la mitad de la población, de su talento y sus capacidades. Trabajar no es un privilegio, es un derecho que el gobierno debe proteger. Y si una norma pone trabas a su pleno disfrute, hay que cambiarla. A veces las discriminaciones son invisibles a simple vista.
Como a simple vista podemos reconocerle a Steve Jobbs todos sus méritos en el desarrollo y democratización del uso de la informática pero pocos saben que se lo debe a dos mujeres. A Ada Lovelace, primera programadora y a Hedy Lamarr que además de ser considerada la mujer más bella del cine, inventó lo que en su desarrollo llegaría a ser el wifi tal como lo conocemos ahora.
La desigualdad existe aunque quizás algunos a simple vista no la vean,  la brecha salarial no es una leyenda urbana por mucho que algunos se nieguen a reconocerla, y la discriminación (indirecta por supuesto) de género está en las Leyes, en las nuestras, en su desarrollo y en su aplicación y consecuencias.
@enelreves

Vídeos:
Mónica Oriol se niega a contratar a mujeres en edad fértil

Enlaces:
Blog María Pazos 
PPiiNA

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